Lo primero y más destacable es hacer que la casa parezca, casi literalmente, el estadio, agrandando la pantalla. Si pueden ver bien a los jugadores y distinguir cuál es cada uno (o, al menos, sus números) sin la necesidad de replays o estar pegados a la pantalla, es lo suficientemente grande. Recomendaríamos comprar un televisor HD o 4K de grandes pulgadas, pero como esto es algo costoso, hay otra opción: un proyector. Esto último se puede rentar de varios estudios cinematográficos/institucionales a bajo precio, y permite que cualquier transmisión se vea en tamaños impresionantes.
El sonido es otro tema, particularmente porque todas las televisiones tienen su particularidad: o destacan el ruido, o las voces. Dependiendo cuál sea su preferencia, saquen el manual del televisor de la caja y busquen cuál es la configuración de sonido perteneciente a cada uno. Prueben poniendo un partido cualquiera, y jugar con los ecualizadores hasta que logren la definición que desean. Si tienen un sistema de home theater, les adelantamos que el ruido generalmente viene de los parlantes que rodean, y las voces de los del centro.
Al respecto, también pueden jugar con las calibraciones del color si todo lo ven terrible. Pongan como punto de partida el verde del campo: no tiene que verse ni muy amarillento, ni muy azulado. Una vez que consigan el verde perfecto, notarán que los demás colores también se calibraron, y disfrutarán del Mundial en todo su esplendor.